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El baño diario: protocolo con uno mismo

Una y otra vez, escucho el comentario en personas mayores que dicen: siento que no necesito bañarme a diario, ya no transpiro! o, me ducho a diario cuando hace calor. Y olvidan que los demás perciben nuestro humor que es único. Todos tenemos algo que hace parte de nuestro perfil y que yo denomino"la química personal", compuesta por los hábitos de higiene, alimentación y entorno; demuestran cuál es nuestro estilo de vida.

Los franceses , lo incluyen en " saber vivir y saber estar". Bien vale la pena tener la oportunidad, y en muchos casos la suerte, de sentir el agua y el jabón sobre la piel, es además de un gusto, un placer. Esta rutina debe acompañarse de un estropajo, o su equivalente, para disfrutar de un buen masaje mientras nos jabonamos; también, utilizar un cepillo apropiado por las uñas y otro de mango largo, para la espalda. Otra gran ayuda, es la piedra pómez, se pasa con cuidado, para evitar las erupciones en la piel que suelen aparecer en los brazos, retirar el vello superfluo, y limar asperezas en la planta de pies y codos. Sobra decir que no estoy enseñando a nadie a bañarse, simplemente, dándole relevancia a una parte de la rutina que es definitiva. Lo mismo se aplica al cuidado del pelo: el shampoo y su efecto se notan, y la falta de estos, también.

El complemento imprescindible, es el estado de la ropa que utilizamos, a saber, la interior, abarca inclusive las medias o calcetines; se cambian a diario, ya que conservan el olor y las marcas de los cambios que ocurren en la piel y el cuerpo. La ropa de lavado en seco, es preciso limpiarla por lo menos cada seis meses aun cuando no se vea sucia, ya que muchas veces los materiales logran disimularlo, pero el olor, la textura y el efecto al llevarla, es fácilmente perceptible. Una prenda que se lleva cerca al cuerpo, absorbe la química de quién la usa,

Los zapatos también, se tienen que cuidar, dejándolos airear apenas se retiran, descansar por lo menos un día, limpiar por dentro y por fuera, según su material, reparar en el caso necesario. Una gran ayuda es disponer de hormas para conservar su forma original, una vez se dejen reposar, después de retirarlos. Los deportivos también requieren de los mismos cuidados, bien vale la pena tener en cuenta, que los zapatos sellan la vestimenta, le dan su última calificación, y mejoran o arruinan una apariencia según su estado.


DIANA NEIRA


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