Llegar a una ciudad en Navidad, permite percibirla de forma diferente. Lo que ofrece Londres, a dónde todo parece acordado para ver las mejores decoraciones, junto con la actitud de sus habitantes, y el permitir la entrada a los museos gratis, la organización del tráfico, la amabilidad en el servicio de quiénes atienden público, son algunos de los muchos ejemplos para el resto del mundo.
Sorprende la convivencia entre una multitud de todas las razas, en las calles, en las estaciones de metro, en los buses de dos pisos. El saludo, la sonrisa, el que te permitan el paso, y la presencia de la palabra " gracias".
Lo encontrado superó las expectativas de un lugar que en cada visita me ha enseñado. En esta ocasión, llegué resfriada y en invierno, la belleza de la ciudad engalanada para celebrar, me permitió disfrutar.
Sí aportamos con nuestros hábitos para hacer del lugar a donde vivimos, una vivencia positiva, estamos contribuyendo a vivir en un mundo mejor.
DIANA NEIRA
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